Hace años (para algunos más que para otros) esta época del año significaba enfrentarse a las últimas pruebas, los últimos exámenes, la llegada de lo que parecía una espera interminable, un cambio de ciclo (pasar al cole de los “mayores”), decir adiós por un tiempo a los compañeros, disfrutar de mucho tiempo libre, hacer lo que durante el año no podíamos y preguntarnos un montón de cosas a medida que se acercaba el nuevo curso escolar, tomábamos consciencia de que el grado de exigencia subiría algo más.
Hoy, las cosas no han cambiado demasiado:
- Ansiamos que lleguen las vacaciones que seguramente nos hemos ganado
- Antes de marcharnos preparamos LA presentación al jefe
- Pensamos en todo lo que vamos a hacer durante el tiempo que estaremos fuera y cuando volvemos lo contamos al resto de compañeros
- Dejamos el máximo de temas cerrados para irnos con la conciencia tranquila (y que no tengamos que repetir en Septiembre)
- Nos preguntamos: ¿tendremos compañeros de clase nuevos cuando regresemos?
- Sabemos que a nuestra vuelta proyectos nuevos estarán esperando y que de nosotros esperarán fuerzas retomadas
- Aquellos que emprenden una nueva aventura, que cambian de colegio, se enfrentan a la incertidumbre ya vivida ¿ahora qué?
Hay quien sigue llevando un calendario escolar interior, y para quién el nuevo curso escolar siempre tendrá ese puntito de intriga.
Feliz verano a los que empiecen ahora a disfrutarlo.