Dicen que el picante crea adicción y que la afición por él es 6 veces mayor en gente exploradora, deseosa de una buena aventura, que gusta de una buena película de acción. Y quién sabe como cada uno se inició, lo empezaste a echar en la comida de manera gradual o bien probaste algo “fuerte” y entonces… Ya no más! No lo vuelvo a probar!! Otra como esta, ni en broma! Pero… volviste a echarlo a la comida, o repetiste algo ligeramente picante.
Y es bastante parecido a las múltiples aventuras en las que nos embarcamos durante el año. Llegamos a las vacaciones cansados, derrotados. ¡Menudo año! No paso más por otra como esta… Este año me lo tomo con calma y relax…
Ha sido un año en el que hemos combinado trabajo con familia, amigos y parte del tiempo libre restante lo hemos dedicado o hemos buscado un hueco para estudiar ( y nos ha traído de cabeza) o para desarrollar un proyecto personal o propio (empezando un nuevo libro de aventuras) y la vida, casi, casi no nos da.
Pero, una vez hemos descansado, reflexionado, renovadas las energías… Hemos vuelto a echarle un poco de picante a nuestro día a día. Es más, hemos subido el nivel. Si me saqué un grado, voy por el siguiente. Si inicié un proyecto que funciona, le invertiré la misma ilusión y más esfuerzo. Si el proyecto no funcionó del todo bien, reflexioné y ahora el picante se lo echo a otra comida.
Y quien se arrancó con el deporte tras mucho, mucho tiempo y tras un periodo de interrupción decide retomarlo y probar algo nuevo.
¡Ay! El efecto del picante en la vida, que lo pruebas y tras el brrr, otra vez! sabes que lo volverás a repetir.
Bienvenidos aventureros. Ánimo a los que empiezan!