Cada uno de nosotros tiene una percepción determinada de sí mismo, en la que listamos según la personalidad que tengamos más virtudes (Superpoderes…) que defectos o al revés. Y esta percepción que tenemos no tiene porque coincidir con la que tienen los demás de nosotros. No se trata aquí de confianza en uno mismo, sino de esa “lucha” que a veces empezamos contra lo que nos puede parecer superpoderes de otros.
Anteriormente hemos hablado de conocernos a nosotros mismos, pero para completar nuestra visión hay que tener el punto de vista de quien se relaciona con nosotros. Por el temor a que nos añadan defectos a la lista que nosotros mismos hemos creado, muchas veces no pedimos la visión que tienen sobre nuestras posibilidades. Prueba y pregunta o escucha a quien te conoce y aprecia y confía en su palabra. Encontrará muchos más superpoderes en ti de los que crees. Trabájalos, es decir, poténcialos siendo fiel a tu marca/ a lo que los demás resaltan en ti.
Hay dos tipos de superpoderes: los de impacto (superación por velocidad y volumen) y los de calado (conocimiento, detalle, …)
A diario, nos relacionamos con gente que tiene unos superpoderes distintos a los nuestros, que parecen tener más efecto en situaciones donde existe discrepancia o creemos que existe una abierta competición. Y no hay héroes ni villanos, pero posicionamos al otro en función de cuanto pueda impactar en el objetivo que queremos lograr.
Lo que sí existe son los hechos objetivos, las palabras y el tiempo. Para neutralizar el superpoder del otro….
- Si el argumento es contrario a nuestra experiencia, realiza las preguntas adecuadas que redirigen o anulan ese argumento.
- Si la velocidad de argumentación supera a la nuestra, procura rebajar el ritmo de la discusión. Anota los puntos que quieras rebatir (para no olvidarnos) y contesta uno a uno. Cuando no es posible, busca la información y comparte.
- Si tenemos poca retentiva con los datos cuando te prepares la reunión anota las relevantes y consúltalas en el momento que sea necesario o ten a mano lo que puedas requerir.
Convertirte en alguien que no eres no tiene sentido y dedicar esfuerzos a convertir los puntos débiles en fuertes… es no optimizar esfuerzos, es más sencillo matizarlos para que no nos supongan un problema.