Cuando tenemos la oportunidad de caminar, deberíamos aprovechar para hacer dos cosas… disfrutar de la calma y el paisaje pero también prepararse con un leve trote para cuando haya que correr.
Así, cuando tengamos o nos pidan que corramos, podremos hacerlo, no tendremos que sprintar, habrá ya un recorrido hecho.
Eso si, elegir con qué calzado o qué camino queremos correr, pasear eso debe seguir siendo decisión nuestra en último lugar.